“Estimado viajero o lector,

Aquí estarás acompañado por los duendes y espíritus que lo habitan, lo conforman. Nacen también de todo lo que lo alhaja, viste, decora. Te acompañarán en tu estadía o permanencia ocasional. Están en las horas de los relojes y su tic tac y sus manecillas, en los sillones, mesas, sillas y antigüedades representativas; hoy en plena vigencia. En el café humeante, las exquisiteces que pruebes, el perfume de la ropa, la luz de las lámparas, el color de las paredes, la tibieza del ambiente, el paisaje colado por las ventanas, el afuera irrumpiendo por los cristales. Las voces de la gente que te atiende. Los ruidos, los sonidos, la música. Allí el fonógrafo evocativo. La caja registradora invitándote a hacer nuevas compras por el nostálgico placer de verla funcionar. Y ése nombre que te invitara a interpretarlo, para que disfrutes y comprendas mejor qué es este lugar.

Trataremos de ayudarte. Porque ser rebelde no es únicamente alzarse contra algo, tiene muchas connotaciones. Solo un rebelde, puede haberse impulsado alguna vez a llegar por aquí. En otros tiempos, una parte de nosotros partió de mundos distintos para arribar al nuestro. Llegaron, permanecieron. Ellos estuvieron. Colonizaron, fundaron, trabajaron, formaron familias y murieron. Sus descendientes los honramos tratando ser. Ese, su legado, su mandato, nuestra obligación. Saber diferenciar y pretender ser en lugar de simplemente permanecer. Estar, como les toco a ellos, su papel asignado a la hora de embarcar. ¡Cuántos Armando Guillou hicieron falta en 1909 para crear el primer asentamiento, el primer hotel, el primer despacho de mercancías o para fundar junto a otros el 7 de diciembre de 1927 El Calafate como localidad! ¡Cuantos rebeldes se animaron a llegar y hacer lo que hicieron en esta Patagonia!

La rebeldía, en este caso la nuestra, también tiene su expresión. El habernos decidido a conformar este espacio, como modernos taumaturgos. Intentamos además realizar el prodigio de llenarlo de objetos animados, con historia, para que en tu presencia con sutileza y fantasía te inclinen a incorporar tu alma, al alma del lugar.”

Pensado en noviembre del 2005